En la actualidad, la evaluación del impacto ambiental del hormigón se centra casi exclusivamente en la huella de carbono equivalente generada durante su fabricación y puesta en obra. Sin embargo, este enfoque ignora un factor clave: la durabilidad y vida útil del material en servicio.
La tecnología de modelos predictivos de vida útil desarrollada por CDM ofrece una solución innovadora para abordar este desafío. Nuestros modelos proporcionan un valor preciso de la vida útil del hormigón, medido en años hasta el inicio de la corrosión, y lo combinan con el cálculo de las emisiones de CO2-eq de cada dosificación. De esta manera, permitimos una toma de decisiones verdaderamente informada que incorpora la dimensión temporal, aspecto fundamental para lograr una sostenibilidad real y efectiva.
¿Por qué es esto tan relevante? Porque elegir siempre el hormigón con la menor huella de carbono «actual»—sin considerar su durabilidad—puede llevar a decisiones erróneas desde el punto de vista medioambiental. Un hormigón con menos emisiones de CO2 en su producción, pero con menor vida útil requerirá reparaciones y sustituciones más frecuentes, generando a lo largo del tiempo un impacto ambiental mucho mayor. En cambio, seleccionar un hormigón con una huella de carbono inicial algo mayor, pero con una durabilidad significativamente superior, puede representar la mejor opción para minimizar el impacto ambiental total a lo largo del ciclo de vida de una estructura.
Esta visión de sostenibilidad a largo plazo, basada en datos concretos y modelos predictivos avanzados, es la clave para construir infraestructuras más resilientes y responsables con el medio ambiente. La integración de la vida útil en el cálculo de impacto ambiental no solo mejora la eficiencia en la gestión de materiales, sino que también permite establecer nuevos estándares en la industria de la construcción.
En CDM creemos que la sostenibilidad verdadera solo puede lograrse considerando tanto el presente como el futuro. Es momento de cambiar la forma en que evaluamos el impacto ambiental del hormigón.
¿Estamos listos para dar el siguiente paso hacia una construcción más sostenible?